Asimov
El desafío de formar hoy a los jóvenes para los empleos del futuro
La enseñanza de programación y robótica, así como el desarrollo de nuevas metodologías de aprendizaje colaborativo, son aspectos fundamentales para fomentar la incorporación de las nuevas habilidades que demandan las empresas en la era de la Cuarta Revolución Industrial; la gran pregunta es adónde queremos llegar como nación en 20 años.
La enseñanza de programación y robótica, así como el uso de internet y todo tipo de dispositivos digitales en el aula, está abriendo las escuelas al siglo XXI. Estos instrumentos estimulan a niños y jóvenes a trabajar en "misiones" o proyectos de investigación, en equipo, integrando diversas disciplinas a la vez. Se genera una nueva dinámica pedagógica, en la que los estudiantes son más autónomos y adquieren conocimientos y habilidades a su propio ritmo, en colaboración con sus compañeros. Los maestros dejan de estar parados frente al pizarrón dictando clases; en cambio, circulan por el aula a modo de guías o facilitadores.
Esta tendencia está en una fase inicial, con ejemplos prometedores en distintas partes del mundo. Pero lo interesante es que este año la Argentina fue destacada por Unesco como uno de los cinco países (junto al Reino Unido, Estonia, Singapur y Malasia) que más avanzó en la incorporación de programación, robótica y educación digital en la currícula, desde jardín de infantes hasta el fin del secundario.
Mónica Luengo enseña matemática en el Colegio Provincial Padre José Zink de Río Grande, Tierra del Fuego. El año pasado ganó el premio Docentes Innovadores, junto a su colega Margarita Portillo, por el proyecto de vivero automatizado (con robots que regulan la luz, el riego y la temperatura), realizado por alumnos de cuarto año del secundario. "La idea fue de los alumnos", explica Luengo. "La directora nos llamó un día a Margarita y a mí para decirnos que había llegado un kit de robótica, que veamos qué podíamos hacer. Abrimos la caja y fue una decepción. En lugar del robot Arturito de la Guerra de las Galaxias, había un montón de ladrillos Lego, un cerebro digital y sensores. No teníamos idea qué hacer. Así que le preguntamos a los chicos. Ellos tienen más imaginación, son menos estructurados. Propusieron automatizar el vivero que tiene la escuela y fueron descifrando cómo hacer todo, nosotras los secundamos y fuimos aprendiendo con ellos", cuenta.
El vivero funciona en un clima muy hostil. "Hoy hay vientos de 100 km/h", explica Luengo por teléfono a LA NACION. En verano los días son muy largos y con demasiado sol; en invierno son muy cortos y con temperaturas extremas. Como primer paso, decidieron hacer una maqueta a escala del vivero totalmente automatizada. El rol de las profesoras fue proveer "la matemática" requerida para programar los robots y dispositivos. "Los chicos nos decían: 'Necesitamos que el robot gire 35 grados a la derecha; queremos abrir y cerrar las cortinas. ¿Cómo hacemos?' Ahí agarrábamos el lápiz y el papel y les explicábamos las funciones matemáticas que necesitaban", explica.
Maestras y alumnos terminaron trabajando los fines de semana, con jornadas de hasta ocho horas. "Nosotras llevábamos el mate y los bizcochitos. Los chicos nos pedían ayuda a medida que necesitaban", agrega. Una de las ventajas de esta escuela patagónica fue que los docentes ya estaban habituados a enseñar a través de proyectos colaborativos. La maqueta ganó varios premios educativos y también se presentó como ejemplo en el lanzamiento del plan Aprender Matemática, elaborado por el Ministerio de la Nación para modernizar la enseñanza de una materia signada por el fracaso crónico.
Esta nueva pedagogía no solo pone el énfasis en la tecnología sino en la integración de conocimientos multidisciplinarios, el trabajo colaborativo en equipo, la creatividad, el liderazgo, la iniciativa personal y el compromiso con sus compañeros y la comunidad. Todos valores fundamentales para superarnos como personas y como sociedad. Pero además, son las competencias duras (técnicas) y blandas (psicoemocionales) que hoy buscan las empresas y que exigirán cada vez más los trabajos del futuro.
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